La inversion en regalos promocionales
A lo largo de nuestra trayectoria profesional nos hemos encontrado con clientes que consideran el dinero empleado en regalos publicitarios como un gasto en lugar de una inversión.
Es importante cambiar esta percepción ya que el regalo promocional debe ser un medio para afianzar la fidelidad de nuestros clientes, ayudar a posicionar nuestra marca o ampliar nuestro mercado.
Es decir, invertimos para beneficiarnos ya sea a corto o largo plazo.
Para que la inversión sea rentable hay que tener en cuenta una serie de consideraciones que la dilatada experiencia en el sector del reclamo publicitario nos ha demostrado eficaces.
Es importante ajustar bien el presupuesto de la empresa que se destinará a marketing promocional. Tan negativo sería quedarnos cortos como invertir en exceso. No sería bueno quedarnos sin bolígrafos promocionales a mitad de una feria como tampoco que después de la campaña de Navidad haya montones de agendas con nuestro logo sin repartir.
A veces lo difícil es acertar con el artículo publicitario. Para ello valoraremos el destino del mismo (feria, inauguración, detalle personal, navidad o verano). La utilidad del regalo promocional también es muy importante. No nos sirve que el receptor diga “¡qué bonito!” y piense “pero… ¿para qué lo quiero?”
No creer que un regalo más caro es más eficaz. El receptor valora a largo plazo lo útil, lo práctico, lo “simpático”, y eso no siempre va ligado al precio.
Como tantas cosas en la vida, el regalo publicitario se puede y se debe someter a prueba y error. Nuestros clientes nos transmitirán la información necesaria si permanecemos un poco atentos.
Debemos observar si nuestros regalos promocionales están siendo usados o acabaron pronto olvidados en un cajón. Potenciaremos las promociones con artículos de publicidad que nuestros clientes un día recibieron y no tienen reparo en demandarnos de nuevo.
No tengamos miedo a repetir. No por regalar el mismo bolígrafo o la misma agenda que ya entregamos en una campaña pasada demostramos falta de imaginación.
Si funciona, si realmente vemos una inversión y no un gasto, entonces no hay por qué cambiar.
Es importante cambiar esta percepción ya que el regalo promocional debe ser un medio para afianzar la fidelidad de nuestros clientes, ayudar a posicionar nuestra marca o ampliar nuestro mercado.
Es decir, invertimos para beneficiarnos ya sea a corto o largo plazo.
Para que la inversión sea rentable hay que tener en cuenta una serie de consideraciones que la dilatada experiencia en el sector del reclamo publicitario nos ha demostrado eficaces.
Es importante ajustar bien el presupuesto de la empresa que se destinará a marketing promocional. Tan negativo sería quedarnos cortos como invertir en exceso. No sería bueno quedarnos sin bolígrafos promocionales a mitad de una feria como tampoco que después de la campaña de Navidad haya montones de agendas con nuestro logo sin repartir.
A veces lo difícil es acertar con el artículo publicitario. Para ello valoraremos el destino del mismo (feria, inauguración, detalle personal, navidad o verano).La utilidad del regalo promocional también es muy importante. No nos sirve que el receptor diga “¡qué bonito!” y piense “pero… ¿para qué lo quiero?”
No creer que un regalo más caro es más eficaz. El receptor valora a largo plazo lo útil, lo práctico, lo “simpático”, y eso no siempre va ligado al precio.
Como tantas cosas en la vida, el regalo publicitario se puede y se debe someter a prueba y error. Nuestros clientes nos transmitirán la información necesaria si permanecemos un poco atentos.
Debemos observar si nuestros regalos promocionales están siendo usados o acabaron pronto olvidados en un cajón. Potenciaremos las promociones con artículos de publicidad que nuestros clientes un día recibieron y no tienen reparo en demandarnos de nuevo.
No tengamos miedo a repetir. No por regalar el mismo bolígrafo o la misma agenda que ya entregamos en una campaña pasada demostramos falta de imaginación.
Si funciona, si realmente vemos una inversión y no un gasto no hay por qué cambiar.