Los regalos publicitarios y las emociones
Vemos que en tiempos de crisis las empresas reducen muchas partidas de gastos. Digo “reducen”, no “eliminan”.
Con el reclamo publicitario ocurre algo curioso. Muchas veces se pasa del todo a la nada.”Este año no pedimos nada” es una frase que se escucha con demasiada frecuencia en nuestro sector.
Esto ocurre porque la compra de un regalo publicitario depende sobremanera del estado de ánimo del comprador. Ya porque no se considera un producto necesario para el normal funcionamiento del negocio, ya porque es un artículo para regalar.
El comentario típico de un comercial del sector cuando su volumen de ventas disminuye es que “no hay alegría”, porque es lo que se desprende de la comunicación con el cliente.
La experiencia nos dice que existe una línea emocional a partir de la cual el cliente deja de comprar un producto publicitario.
Este “umbral emocional” se traspasa por mil y una razones entre las cuales están realidades tan cotidianas como impagos, bajada en las ventas, demoras en los cobros, pedidos anulados, falta de liquidez, falta de crédito……
Ante esta realidad tenemos que poner en valor aquellos principios que deben ser básicos en el quehacer cotidiano de un empresario-autónomo-emprendedor como son el optimismo y la positividad. Valores que debemos sacar a la luz con más energía si cabe cuando el viento no sopla a favor.
Sólo así evitaremos pasar del todo a la nada, alejaremos ese umbral emocional que impide realizar acciones que en otros tiempos se acometían con optimismo.
Que vendemos menos, pues regalemos menos, pero con actitud positiva. Sólo así lograremos que la inversión en regalo publicitario, aunque menor, sea efectiva.
Un bolígrafo en una feria o un calendario para Navidad. Un regalo publicitario es casi siempre el reflejo del estado de ánimo de quien lo regala.
Esto ocurre porque la compra de un regalo publicitario depende sobremanera del estado de ánimo del comprador. Ya porque no se considera un producto necesario para el normal funcionamiento del negocio ya porque es un artículo para regalar.
El comentario típico de un comercial del sector cuando su volumen de ventas disminuye es que “no hay alegría”, porque es lo que se desprende de la comunicación con el cliente.
La experiencia nos dice que existe una línea emocional a partir de la cual el cliente deja de comprar un producto publicitario. Este “umbral emocional”
se traspasa por mil y una razones entre las cuales están realidades tan cotidianas como impagos, bajada en las ventas, demoras en los cobros, pedidos anulados, falta de liquidez, falta de crédito……
Ante esta realidad tenemos que poner en valor aquellos principios que deben ser básicos en el quehacer cotidiano de un empresario-autónomo-emprendedor como son el optimismo y la positividad. Valores que debemos sacar a la luz con más energía si cabe cuando el viento no sopla a favor.
Sólo así evitaremos pasar del todo a la nada, alejaremos ese umbral emocional que impide realizar acciones que en otros tiempos se acometían con optimismo.
Que vendemos menos, pues regalemos menos, pero con actitud positiva. Sólo así lograremos que la inversión en regalos publicitarios, aunque menor, sea efectiva.
Un bolígrafo en una feria o un calendario para Navidad. Un regalo promocional es casi siempre el reflejo del estado de ánimo de quien lo regala.